miércoles, junio 18, 2008

Si en la antigua Grecia la máquina era el soporte en el cual se exhibía a los esclavos, la sociedad capitalista contemporánea se rige por la misma pauta comportamental. Partimos de la base, concienciación y conocimiento de que somos masas convertidas en máquinas deseantes.
El sujeto se ha desvanecido cuanto más el individuo.
Deseo como pulsión generadora de posesión, de ilusión deformadora de la "realidad" que adaptamos a la nuestra a modo de esperanza... o miedo como perturbación angustiosa del ánimo. Si bien en ocasiones deseamos aquello que nos aterra o nos somete.Acabamos de dejar atrás unas fechas entrañables en las que todo el mundo y sobre todo MM no paran de decirte... Con mis mejores deseos; lo mejor para ti etc .
Pongamos como ejemplo el día de tu cumpleaños. Desde niño te enseñan a apagar de un solo soplido las velas de la tarta que recuerda tu edad fisiológica, si lo logras se cumplirá el deseo que previamente has pensado; pero aquí viene la incongruencia si al encerder las velas, la luz simboliza la verdad, lo bueno, la belleza, dadora de vida y conocimiento ¿qué ocurre al apagarlas? entras en el mundo de las tinieblas, lo feo, la maldad dejas de estar en la verdad.
Otra tarta deseante es la de la despedida de solter@s de las que emerge un hombre/mujer ,según corresponda, que en el mejor de los casos solo poseerá el/a homenajead@, el resto ya puede darse una ducha fría.
El deseo nos es impuesto por la sociedad en la que vivimos, lo tomamos como propio cuando en realidad no lo es. Para poder manipularlo es necesario crear una sociedad que juegue con dobles mensajes, una sociedad esquizofrénica que te diga que debes alcanzar el éxito/no todos pueden alcanzarlo, igualdad de oportunidades/no es así... Al mismo tiempo la comunidad docente se afana por crear máquinas, máquinas que sepan de leyes, arte, medicina, arquitectura, electricistas, fontaneros, albañiles, carpinteros, libreros...Somos productores/consumidores/reproductores y vuelta a consumir, sin cuestionar lo que verdaderamente deseamos como individuos.
Soy consciente que al redactar este texto entro en el proceso productivo.

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